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El tetragrámaton, formado por cuatro letras hebreas sagradas, es uno de los nombres más antiguos y poderosos en la tradición espiritual. A lo largo de la historia, ha sido venerado y protegido por su profundo significado, representando la esencia misma de lo divino. Aunque su pronunciación se ha perdido en el tiempo, su energía sigue siendo utilizada en prácticas espirituales para atraer protección, fortaleza y equilibrio. En este video, exploraremos su origen, su influencia a través de distintas culturas y cómo continúa siendo una fuente de conexión espiritual para aquellos que buscan acceder a su poder. Prepárate para descubrir un conocimiento ancestral que trasciende las barreras del tiempo.

 La noción de que "lo que nos enfada nos domina" refleja la comprensión de que la ira, al ser una forma de apego y sufrimiento, puede ejercer un control perjudicial sobre nuestra mente y acciones. Según las Cuatro Nobles Verdades, la ira surge del deseo y el apego, perpetuando el ciclo del sufrimiento. La práctica budista, centrada en la atención plena y la comprensión de la impermanencia, nos invita a observar la ira sin identificarnos con ella y a cultivar una actitud de desapego. Al reconocer que la ira es transitoria y no definitoria de nuestra identidad, podemos liberarnos de su dominio y avanzar hacia un estado mental más equilibrado y libre, fomentando la compasión hacia nosotros mismos y hacia los demás. 

  Buda es visto como un profeta pre-cristiano o una figura ancestral que, a través de su búsqueda espiritual y enseñanzas, preparó el camino para la venida de Jesucristo. Es el protector espiritual, ungido en el espíritu, poseedor de principios: de amor, compasión, paz y sabiduría que de alguna manera resonaron con los valores cristianos.

Además, las enseñanzas de Buda son como un recordatorio de que la verdad y la sabiduría que pueden encontrarse en diversas tradiciones y que Dios se comunica de diferentes maneras a lo largo de la historia humana. No niega la singularidad de Jesucristo como el Hijo de Dios y el Salvador, sino que resaltaría que Dios ha estado obrando en la historia de la humanidad mucho antes de la llegada de Jesucristo.

Buda aboga por la práctica de la compasión, la renuncia al deseo egoísta y al despertar espiritual, podrían ser vistos como principios que también se encuentran en el cristianismo y que enfatizan la importancia de amar al prójimo, negarse a uno mismo y buscar una conexión más profunda con Dios. Aunque él vivió antes del advenimiento de Jesucristo, su sinceridad y su deseo de liberarse del sufrimiento y alcanzar la iluminación pueden ser considerados una especie de "preparación espiritual" para recibir en espíritu las enseñanzas redentoras de Jesús.